¿Existen alternativas a la leche de vaca para niños? ¿Cuál es la más recomendable?
En el artículo de hoy vamos a tratar esta cuestión, muy recurrente en el mundo de la gastroenterología pediátrica, con el objetivo de resolver todas tus dudas al respecto. ¡Empezamos!
Vamos a comenzar por el principio: señalando la importancia del calcio en el correcto desarrollo de cualquier niño.
Debes tener en cuenta que el calcio es mucho más que un nutriente esencial para la formación de los huesos y los dientes de tu hijo. Su papel es fundamental en otras funciones orgánicas indispensables para la vida, como la coagulación de la sangre, la segregación de hormonas y el correcto funcionamiento del sistema nervioso.
Responder a esta pregunta con una cantidad tajante que sirva para cualquier niño es imposible, sencillamente porque se trata de una cifra variable en función de la etapa de desarrollo en la que se encuentre.
El Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría ha establecido unos baremos diarios orientativos, que son los siguientes:
Hay unos 300 mg de calcio en un vaso de un cuarto de litro de leche, indiferentemente de si ésta es desnatada, semidesnatada o entera, pero otros alimentos –desde el resto de lácteos a las sardinas o los garbanzos- también pueden representar un aporte importante de este nutriente.
En los últimos años se han viralizado una serie de extravagantes teorías que señalan la leche como fuente de múltiples problemas de salud, casi como si se tratara de un veneno. Esta línea argumentativa carece de base científica y no deberías tenerla en cuenta para organizar la dieta de tu hijo.
La realidad es que la leche es una fantástica fuente de calcio que, como hemos visto en los apartados anteriores, se trata de un nutriente esencial para el ser humano, especialmente en sus primeros años de vida.
Vamos a entrar en el que es el tema central de este artículo: las alternativas a la leche de vaca para niños. Algunos pequeños no digieren del todo bien este alimento, sin llegar a ser intolerantes a su consumo, lo que lleva a que muchos padres busquen otras maneras de darles una alimentación equilibrada.
Más de una vez me he encontrado con la pregunta de si las mal llamadas “leches” vegetales pueden ser un sustitutivo eficiente para la leche de vaca. La respuesta es un completo y rotundo NO.
La leche procede de los animales, estos compuestos de almendras, avena o soja no son más que bebidas publicitadas con ese nombre por motivos comerciales.
Siempre que se tenga claro esto no hay motivo para no consumirlas como cualquier otra bebida, claro, aunque mi recomendación es que sea un consumo no habitual y se consulte la etiqueta para evitar las que contengan azúcares añadidos. Eso sí, huye siempre de la leche de arroz: por su alta concentración de arsénico inorgánico no es recomendable en niños.
Es una decisión personal y respetable. Eso sí, hay que llevarla a cabo con conciencia y responsabilidad, apoyándose siempre en la ayuda de un profesional de la medicina o la nutrición.
Una dieta carente de lácteos necesitará de algunos suplementos y un control minucioso para lograr que el niño tenga todas sus necesidades cubiertas.
Cuando me preguntan por la mejor alternativa a la leche de vaca para un niño que no sea intolerante a ésta, que solo tenga problemas puntuales para su digestión, mi respuesta es que la leche de cabra es una buena opción.
Tanto es así que un grupo de investigadores de la Universidad de Granada constató que, por su menor presencia de lactosa y de caseína del tipo alfa 1, responsables de la mayor parte de alergias e intolerancias a la leche de vaca, la de cabra constituye un alimento de mayor digestibilidad, más tolerable por un rango de población más numeroso.
Si además tenemos en cuenta que el resto de sus beneficios nutricionales son idénticos, incluso superiores, podemos afirmar que se trata de la mejor alternativa a la leche de vaca para niños.